ADOREMOS AL SEÑOR
En Éxodo, Dios deja claro que debemos adorar al Señor y solo al Señor, un mensaje que Jesús reitera cuando el diablo le pide que lo adore durante la tentación en el desierto: "Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él". (Lucas 4:8b). En la adoración buscamos entrar en la presencia de Dios. Podemos adorar y lo hacemos de muchas maneras: con cantos, en oración, en silencio, de rodillas, sentados en nuestros escritorios o de pie en un bosque. Como escribe Richard Foster, no podemos garantizar la verdadera adoración por la forma y el ritual o la falta de ellos.' El ritual puede ser importante y útil, pero lo que importa es nuestro corazón. La verdadera adoración se trata de nuestra actitud. En la adoración reflexionamos sobre todo lo que Dios es y hace y ofrecemos nuestra alabanza y gratitud. Adorar es, tanto como sea posible, ver a Dios en toda su gloria y dignidad. Es por eso que tan a menudo la adoración es precedida por el estudio. Buscamos entender quién es Dios